Es obvio que la mujer actual es diferente a nuestras madres y abuelas. La mujer de hoy está inmersa en el plano laboral, habiendo accedido a puestos de trabajo impensables hace 40 años. Intelectualmente son muchas diplomadas, licenciadas o con una preparación aceptable. Familiarmente hablando asume, en muchos casos, gran responsabilidad en el liderazgo por falta de empleo del cónyuge o por ser familia monoparental, (los divorcios y separaciones son cada día más frecuentes), es respponsable directa de la educación de los hijos debiendo ser: madre, educadora y líder espiritual, porque la experiencia nos dice, que no existe un porcentaje muy alto de casos en que el padre cumple con estas responsabilidades.
Así mismo en un gran número de casos, debe asumir el cuidado de padres o suegros; no olvidemos que nuestro mundo está envejeciendo con su consecuente influencia sobre la estabilidad familiar de primer grado y los reajustes que ésta debe hacer para subsistir.
A todo esto hay que añadirle el flagelo del maltrato, que aunque viejo, recobra energía en nuestro país a causa de la alienación que produce la falta de trabajo, el acceso a las drogas y la ausencia de preparación existente para el desarrollo de la vida familiar.
Por tanto dejémonos de análisis y pasemos a la acción, proveyendo a nuestras mujeres de herramientas que las ayuden a sobrellevar estas cargas, que en la mayoría de los casos, por falta de preparación, les están produciendo estrés, depresiones, enfermedades de tipo psicosomático, frustracion espiritual y abandono de sí mismas, incapacitándolas para ser efectivas en sus responsabilidades fuera y dentro de la iglesia.
Soy consciente de que desde la Junta Directiva de la Unión Femenina, no podemos llegar a cada mujer de nuestras iglesias, mucho menos a todas las que nos rodean fuera, pero podemos desarrollar un sistema que las ayude y capacite beneficiándose ellas mismas primeramente, para más tarde ser también capacitadoras, creando una red de efectividad paliadora de necesidades y proveedora de recursos efectivos.
(Extraido del "Proyecto de trabajo para las Mujeres Bautistas de España" palabras de Asun Lendínez.
Asun Lendínez fue Presidenta de las Mujeres Bautistas de España desde 1998 a 2002. En la actualidad es pastora de la I.E.B. de Elda)
Así mismo en un gran número de casos, debe asumir el cuidado de padres o suegros; no olvidemos que nuestro mundo está envejeciendo con su consecuente influencia sobre la estabilidad familiar de primer grado y los reajustes que ésta debe hacer para subsistir.
A todo esto hay que añadirle el flagelo del maltrato, que aunque viejo, recobra energía en nuestro país a causa de la alienación que produce la falta de trabajo, el acceso a las drogas y la ausencia de preparación existente para el desarrollo de la vida familiar.
Por tanto dejémonos de análisis y pasemos a la acción, proveyendo a nuestras mujeres de herramientas que las ayuden a sobrellevar estas cargas, que en la mayoría de los casos, por falta de preparación, les están produciendo estrés, depresiones, enfermedades de tipo psicosomático, frustracion espiritual y abandono de sí mismas, incapacitándolas para ser efectivas en sus responsabilidades fuera y dentro de la iglesia.
Soy consciente de que desde la Junta Directiva de la Unión Femenina, no podemos llegar a cada mujer de nuestras iglesias, mucho menos a todas las que nos rodean fuera, pero podemos desarrollar un sistema que las ayude y capacite beneficiándose ellas mismas primeramente, para más tarde ser también capacitadoras, creando una red de efectividad paliadora de necesidades y proveedora de recursos efectivos.
(Extraido del "Proyecto de trabajo para las Mujeres Bautistas de España" palabras de Asun Lendínez.
Asun Lendínez fue Presidenta de las Mujeres Bautistas de España desde 1998 a 2002. En la actualidad es pastora de la I.E.B. de Elda)